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Presidencialismo Vs Parlamentarismo


Autor:
Jhon Harrinson Ravelo Morillo


Presidencialismo Vs Parlamentarismo: Un contraste a partir de Consideraciones Teórico Metodológicas

Hoy Venezuela atraviesa por procesos crisis que abarcan no sólo lo político sino que se ha trastocado profundamente el plano social; se trata de dos crisis que transcurren y se desarrollan de forma paralela en la realidad venezolana y que además de condicionarse mutuamente, encuentran elementos que las separan y distinguen entre sí; de allí que pueda afirmarse que hoy día la profunda crisis política supera en cierta medida a la crisis social que impacta a Venezuela. Puede considerarse que esta crisis política está asociada a una crisis de la democracia en general y más aún, a una crisis del régimen político venezolano, es decir, el presidencialismo.

Así, dicha crisis del presidencialismo y más específicamente, del presidencialismo venezolano, encuentra su explicación y causa en la consideración de múltiples elementos y procesos que hoy día caracterizan dicho régimen político, entre estos, los distintos elementos que lo identifican, ya sea la cuestión de la legitimidad dual, la rigidez de dicho sistema, los problemas del personalismo que son inherentes a éste, la regla del suma cero o del candidato que lo gana todo, la elección de un extraño, los problemas de inestabilidad de este sistema, etc.[1]

Así, partiendo de estas consideraciones, se considera que el régimen político actual en el mundo occidental está organizado en la mayoría de los Estados en función de la democracia y un sistema político se puede disponer de tal modo hoy día que puede responder al ideal democrático. De esta forma, los regímenes políticos democráticos han adoptado en la actualidad dos formas esenciales, la forma parlamentarista y la forma presidencialista.

Tal como afirma Linz (1993), la mayoría de las democracias parlamentarias constituyen los sistemas políticos más estables del mundo occidental y estas se han desempeñado de forma superior a los regímenes presidencialistas. Un régimen parlamentario es aquel en el cual la única institución legítima existente es el parlamento, esto en razón de preceptos democráticos y de lo que más adelante se entenderá como legitimidad democrática. En este régimen el gobierno depende y se deriva del parlamento y puede corresponder a un parlamentarismo monista o dualista.

El presidencialismo se rige por el principio de la legitimidad dual. Aquí el gobierno y el presidente no dependen de los designios del parlamento sino que este es elegido directamente a partir de la voluntad popular; el mismo adopta tal poder que es capaz de superar el que le es propio al poder legislativo; se sobrepone a este de tal modo que el ejercicio del poder se torna autocrático en razón de que se atribuye a sí mismo la verdadera legitimidad democrática popular. Así, una de las nociones de las que se parte es que dicho sistema presidencialista se encuentra en una situación de crisis permanente y considerando la naturaleza de la legitimidad dual, fuente de crisis y conflictos, se hace necesario conceptualizar sobre la noción de crisis en sí misma para poder afirmar con mucha más precisión lo que se conoce como crisis del presidencialismo.

Juan Linz (1997) sostiene que el sistema presidencial posee dos características que lo identifican y destacan. La primera de estas es que tanto el presidente como el congreso poseen legitimidad democrática en una relación de legitimidad democrática dual. La segunda es que tanto el congreso como el presidente son elegidos por períodos fijos de mandatos y la elección del presidente como la de los miembros del congreso, además de su período de gestión, son independientes, ello es lo que al autor conoce como rigidez del sistema presidencialista, la cual representa un obstáculo al momento de pretender limitar en su tiempo de gestión a un presidente corrupto, ineficiente o impopular.

En el trabajo de Juan Linz (1993; 1997), se introduce inicialmente la problemática que se genera toda vez que se presenta la problemática de la legitimidad dual en los sistemas presidencialistas. La legitimidad dual, tal como ya se ha afirmado, es fuente de crisis institucional del régimen político presidencial y se refiere al hecho de que los poderes ejecutivo y legislativo, en la medida en que derivan del mandato popular, se constituyen en legítimas democráticamente, lo cual puede generar conflictos políticos y tensiones en la medida en que el poder tiende a acumularse y el presidente de la República cree que tiene más poder que el que en realidad posee o debería poseer. El hecho de que la multitud lo aclame puede generar mucho más conflicto, sobre todo en la oposición al gobierno.

En el presidencialismo se otorga al ganador en una contienda electoral presidencial y en un juego suma cero no sólo las funciones y responsabilidades de Jefe de Gobierno, sino también las de Jefe de Estado. De generarse un conflicto en razón de la existencia de la legitimidad dual, lo que se observa es que al atribuir las instituciones políticas y el régimen político legitimidad a estas dos instituciones, no existe una manera efectivamente democrática de resolver los conflictos que en el marco de las instituciones políticas se puedan presentar. Esto porque si los dos polos de poder son legítimos y el poder ejecutivo tiende a acrecentar su cuota de poder sin control alguno generando con ello tensión y crisis dentro del propio sistema, dicho conflicto se torna en una aporía irresoluble ¿quién controla el poder que controla? ¿Cómo pueden ser legítimas dos instituciones políticas frecuentemente contrapuestas sin entrar en conflicto permanente?
En un sistema presidencial, los legisladores pueden también reclamar legitimidad democrática. Este derecho resulta más obvio cuando una mayoría del legislativo representa una opción política opuesta a la del presidente. Bajo tales circunstancias, ¿quién tiene más derecho para hablar en nombre del pueblo: el presidente o la mayoría parlamentaria que se opone a sus políticas? Dado que el poder de ambos se deriva del voto popular, competencia libre entre políticas bien definidas, siempre es posible que se produzca un conflicto, y a veces éste puede erupcionar dramáticamente. (Linz; 1993; Pág. 29). 
            Ella es la causa de que en los sistemas presidencialistas el presidente de la república arremeta contra los miembros parlamentarios y se movilice en razón de atribuirse para sí mismo la voluntad popular y el favor del pueblo y lo que cree que es la verdadera legitimidad democrática sin control alguno en detrimento de la legitimidad que han logrado los miembros del legislativo. De allí que los acuse de no ser verdaderos representantes del pueblo sino de facciones locales y oligarquías regionales, sobre todo si el parlamento le es contrario. En el presidencialismo las manifestaciones y movilizaciones contra la oposición son frecuentes y en dicha atribución de legitimidad se encuentra el origen del fenómeno personalista y caudillista latinoamericano, y además de ello:
Aun más ominosamente, en ausencia de cualquier método establecido para distinguir el verdadero portador de la legitimidad democrática, el presidente puede usar formulaciones ideológicas para desacreditar a sus adversarios; así, la rivalidad institucional puede asumir el carácter de lucha social y política potencialmente explosiva. (Linz; 1993; Pág. 41).
Y considerando ello, lo que se verifica es que tal como ya se ha afirmado, el presidencialismo entra de este modo en una crisis irresoluble que se conecta con la crisis de la sociedad e indefectiblemente, con la crisis del régimen político. Se sostiene que el presidencialismo no es capaz de asegurar la estabilidad política que requiere todo sistema político y mucho menos, en el caso de América Latina, se ha visto capaz de resolver las numerosas problemáticas sociales que dicha región presenta. Se parte de la consideración de que la estabilidad y el funcionamiento de las instituciones políticas es garantía de que la estructura social funcione aceptablemente y los numerosos problemas que aquejan y perturban el orden social puedan ser efectivamente resueltos.


[1] Estos temas son tratados en su mayoría en la obra de Juan Linz y Arturo Valenzuela “La Crisis del Presidencialismo”; Alianza Editorial, Madrid, 1997. En el Capítulo 1 Democracia Presidencial o Parlamentaria: ¿Qué diferencia Implica?

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